Cuando todo falla: cómo emprender después del burnout
El burnout no solo te roba la energía. Si no lo atiendes, puede costarte tu salud y tu propósito. En mi caso, la frase de mi terapeuta fue clara: “o renuncias, o te enfermas”.
Renunciar no fue fácil, tardé meses en hacerlo, pero entendí que debía tomar acción. Planifiqué: reduje gastos, me mudé a un sitio más accesible y tracé un plan de ingresos alternativos.
Y aquí viene la parte importante: aunque planifiques, nada garantiza que las cosas saldrán como esperas. Mi e-commerce tardó cuatro meses en arrancar, el startup que me llamó no estaba listo, y la póliza de burnout resultó ser un laberinto burocrático.
Lo que me sostuvo fue aceptar que emprender es navegar en medio de la incertidumbre, no eliminarla.
Lo que aprendí
La renuncia empieza por dentro.
Los planes son brújulas, no garantías.
Tu red de apoyo es tan importante como tu estrategia.
Si estás en esta situación
Pon tu salud primero.
Haz pequeños ajustes financieros antes de dar el salto.
Recuerda: el caos es parte del proceso.
Hoy sigo apostando al camino emprendedor. Y si tú también estás en esa encrucijada, quiero que sepas algo: no estás solo, y confiar en el proceso es parte del juego.